TARGA...!!!

Nunca creí que iba a volver por estos lares tan pronto. Suponía que volvería, algún año, en otro viaje hiper fanático de los de dejarte la piel cada minuto que estás en este granito pero... El destino de este viaje, la proximidad de la zona con nuestros hermanos exiliados en Andorra (bendito exilio pienso yó) y las ganas de poder compartir todo lo que me enseñan mis hermanos mayores boulderos con otros hermanos más montañeros hizo que hoy volviese a Targasonne. El día comenzó con dudas, el día anterior llovió pero de lo lindo en Andorra, que poco a poco se fueron disipando cuando por fin aparcamos el coche en un aparcamiento repleto de furgos, coches, carromatos... Nos echamos los bártulos a la espalda y comenzamos a vagar entre bloques, entre recuerdos. La motivación se respira en cada rincón del caos de Targa... Ya se empiezan a oir gritos, cagamentos y aplausos. LLegamos a donde todo empezó y todo acabó para mí en mi anterior viaje. Aquí hay el bloque que hubiese querido probar y el bloque desde el que me caí la vez anterior. Pruebo uno pero nones...Sigue sin dejarme encaramarme a su top. Del que me caí no quiero saber nada, probamos y luchamos en todos los demás, algunos salen y otros se quedan como deberes. Mis hermanitos montañeros prueban, sufren, se levantan cada cm de piel de yema, su motivación es increible. Los pegues metralleta caen sin descanso y mi maltrecha yema sangra y sangra. Decidimos ir a la zona del camping para que ellos la conozcan y puedan volver (si quieren por su cuenta). Yo tengo asuntos pendientes que en el último pegue del día consigo resolver, no como yo hubiese querido pero me quedo con muy buen sabor de boca pues mi estilo en plan gorila de vez en cuando da sus frutos. Abandonamos Targa y puedo decir que ya pienso en mi próxima visita...